miércoles, 20 de mayo de 2009

Matias y su muralla. 3er encuentro.

3er ENCUENTRO.
MARIANO.

Había comenzado a llover en la muralla, Matías estaba extremadamente tembloroso y con un frío que helaba los huesos, sin embargo a lo lejos vio una figura, y esperando encontrar ayuda apuro su paso hasta llegar.
Cuando llego su frío se fue y dio paso a la paz, quizás la paz que le genero la escena, un chico, un adulto con cara de niño, un chico igual que el, disfrutaba de la lluvia, con los ojos cerrados, y sonriendo.
Matías se acerco despacio, y le dijo “hola”
El chico no respondió, solo sonrío, “me llamo Matías, no sabes donde puedo cubrirme de la lluvia?”
El chico sonrío y dijo “por que esconderse de algo que alimenta, que sacia la sed?, algo tan puro, cristalino y sin maldad? Acaso si yo fuera así, te esconderías de mi?”
Matías atónito y sin saber que responder con su cabeza hizo un ligero no y nuestro nuevo amigo sonrío.
“Me llamo Mariano por si te lo preguntabas” le dijo.
Comenzaron a caminar bajo la lluvia, ya sin frío y sin los huesos helados pero con mucha paz y disfrutando de la compañía.
En un momento en el que hablaban de ser uno con el otro, Mariano le pregunto a Matías por que usaba zapatillas, Matías todavía no había visto los pies de Mariano y tampoco se había dado cuenta que este caminaba descalzo y fue ahí donde le pregunto “Por que estas descalzo?”
Mariano sonrío como ya era costumbre y le explico, que hacer eso lo hacia sentir conectado con lo que tenia alrededor, que explotaba sus sentidos de una manera que pocas personas podían hacerlo y lo invito a descalzarse.
Así lo hizo Matías, pensando que sus pies podrían lastimarse, con miedo de sentir demasiado frío, sin embargo, sintió que era igual a Mariano, un par.
Mientras seguían hablando, la mayoría del tiempo Mariano hablando de sus experiencias y de sus viajes alrededor del mundo fue cuando Matías se percato que Mariano había sido la primer persona que no le había preguntado de donde venia, ni si recordaba algo, era el primero que no lo había juzgado por su pasado, ni interrogado por su presente, mientras Matías pensaba esto, Mariano pregunto… “y con que soñas?”
“No se” fue la respuesta de nuestro protagonista, “sueño cuando duermo, son cosas que no pueden hacerse realidad como inalcanzables.. o no?
Mariano río, y le dijo “Todos los hombres sueñan, pero no del mismo modo. Los que sueñan de noche, se despiertan al día siguiente para encontrar que todo era vanidad. Pero los soñadores diurnos son peligrosos, porque pueden vivir su sueño con los ojos abiertos a fin de hacerlo posible”
Matías sonrío, y se atrevió a decirle “no pareces de acá, de donde venís?”
“la verdad es que muchos me dicen eso, pero solo unos pocos saben que soy un Índigo”
Matías pregunto “Índigo? Que es eso? Es un país? Donde queda?”
Mariano le dijo “No te preocupes, ocúpate, no preguntes, busca respuestas, los índigos son seres de luz que están poblando la Tierra con un alto potencial intelectual y una nueva conciencia interna. Estos vienen con la misión de romper los antiguos esquemas sociales que atan a la humanidad para lograr mediante la transformación de la humanidad abolir la infelicidad en la Tierra. Una nueva raza humana, más sensible y democrática, menos autoritaria y manipuladora. Se trata de seres especiales aunque tan terrenales como sus padres. Solo que, a diferencia de estos, traen consigo la tarea de propulsar cambios en la humanidad de ver mas allá de los espectros de la Luz, tal como acabas de hacerlo vos con la lluvia.”
Matías esta vez se quedo sin palabras, pero sonrío, sintiendo que estaba en buenas manos, que nada le podía pasar.
“Te propongo algo” le dijo Mariano “a partir de hoy, vos y yo, aunque no estemos físicamente vamos a ser uno, voy a enseñarte a soñar despierto, a caminar descalzo, a sentir la lluvia y no preocuparte en mojarte”
Matías sonrío, esta vez alguien le proponía entrar en su vida para siempre, compartir la aventura, vivir la aventura juntos, sin preocuparse por el pasado y pensando en el futuro, enseñándole a ver mas allá de lo que los simples ojos podían ver, siendo amigo, hermano, aventurero e infinidad de cosas.
“Ahora es tiempo de que empieces a crecer y de que yo este ahí para ayudarte” dijo Mariano, lo tomo de la mano, lo miro, sonrío, y comenzó a caminar siempre al lado de Matías que ahora podía compartir todo, juntos, conservando el mismo ritmo al caminar, el mismo latir de corazones.
Los esperaban aventuras, lluvias y caminatas completamente descalzos, pero ahora que Matías estaba al lado de Mariano, se sentía un héroe, sin miedo, sin dudas.
Estaba decidido a llegar al final de la muralla...

Increiblemente escrito por... Nick. a las... 9:38 p. m. |
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