Aunque siempre me queje del pueblo de mis abuelos, un pueblo parado totalmente en el tiempo, cuna de las primeras colonias israelíes que llegaban a Entre Ríos, con sus olores de campo, los colores que se mezclan con los clásicos ocres y los futuristas colores fuertes, la gente que saluda con el clásico cabezazo, es volver a los orígenes, es volver a un lugar donde creo que prácticamente no existe la maldad, últimamente le tome un gusto especial a pasear por ahí, sobre todo a estar y caminar en la vieja estación de tren, alguna vez pensaron cuantas cosas y personas pasan por ahí?
Intento cerrar los ojos, imagino chicos jugando en la plaza que esta cerca, una chica vestida con un blanco vestido, muy largo, esperando a su novio, una madre esperando a su hijo y alguien que se fue pero volvió, por que uno siempre vuelve a sus orígenes, esas cosas imagino que pasaron por esa hermosa estación que aunque ahora este remodelada, conserva esos pequeños aromas que la hacen única, ese olor a rocío bien temprano a la mañana, o el olor a madera que tiene la propia estación.
Siempre me gustaron los trenes creo que son un medio de transporte hermoso, se sabe que me encanta completamente viajar, pero hacerlo en tren es lindo, los personajes no cambiaron, solo cambian algunas características y yo pensándolo mejor, todavía estoy en la estación de tren, esperándote, pensando cada minuto en vos, mirando hacia el horizonte, tratando de ver ese tren llegar, incluso entrecerrando los ojos en un ávido intento de ver mas allá, mas allá de lo que puedo percibir, mas allá de los rayos de sol que me dejan casi ciego.
Pero sabes que? Lo hago en vano, por que ya estas acá, en mi corazón, en cada pensamiento, en cada paso, en cada palabra y cada canción que escucho… solo te falta hacerte de carne y hueso.